La guía más grande Para donar a iglesia
La guía más grande Para donar a iglesia
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Si la cosa es tan clara que no podéis disimularla, hasta entonces procurad creerlo así, y decid para vuestros adentros: la tentación habrá sido muy esforzado (SAN BERNARDO, Sermón sobre el Cantar de los Cantares, 40).
Que cada individualidad de los fieles se examine, pues, a sí mismo, esforzándose en discernir sus más íntimos afectos; y, si descubre en su conciencia frutos de caridad, tenga por cierto que Jehová está en él y procure hacerse más y más capaz de tan gran huésped, perseverando con mas dadivosidad en las obras de misericordia (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 10 sobre la Cuaresma).
Estos discursos constituyen el corazón del ejemplar de Deuteronomio. En ellos insta al pueblo a permanecer fiel a Dios. El capítulo 12 nace de la preocupación de Moisés de que el pueblo no deje de ir a las fiestas religiosas en el santuario central y principio a olvidar a su Todopoderoso.
Esta es la idea invariable del Señor: que quienes ahora gozan en servir a sus prójimos, sean alimentados después en la mesa sacratísima del Señor con los manjares de la vida eterna (SAN BEDA, en Catena Aurea, vol. VI p. 447).
Si se ha hecho esta pequeña disgresión ha sido para hacer resaltar la importancia de los cereales que se diezmaban, no sólo en el aspecto crematístico sino asimismo en el social, inclusive a costa de alejarnos un tanto de la línea seguida hasta ahora; pero merecía la pena, porque ello nos sitúa en un contexto muy a tener en cuenta.
Una ocasión hecha la siega por las cuadrillas de segadores que hoz en mano iban dejando tras sí las gavillas, el acarreo de éstas hasta las eras y la monótona operación de la trilla que terminaba con el aventado, se hacía en la era el montón de grano, no obstante íntegro de polvo y paja: este montón era intocable hasta que el diezmero y las partes interesadas hicieran la debida estimación de lo cosechado.
No vayas a inquirir a tu hermano que ha pecado contra ti, para pedirle perdón; te basta con estar presto a perdonar de corazón. Si estás dispuesto a perdonar, luego has perdonado. Te queda todavía pedir a Jehová por tu hermano (SAN AGUSTÍN, Sermón 211, Sobre la caridad fraterna).
En el Antiguo Testamento, la ley de Dios establecía que el pueblo de Israel debía entregar el diezmo de sus ganancias a los levitas, quienes eran los encargados del servicio del templo y de la enseñanza de la Ley.
En resumen, el texto bíblico sobre el diezmo y la ofrenda nos invita a vivir Homepage una vida de obediencia, devolución y esplendidez.
El bienaventurado Santo Juan Evangelista, al final de sus díTriunfador, cuando moraba en Efeso y apenas podía ir a la iglesia, sino en brazos de sus discípulos, y no podía opinar muchas palabras seguidas en voz suscripción, no solía hacer otra exhortación que ésta: Hijitos, amaos unos a otros.
El mandato bíblico del diezmo y la ofrenda es una enseñanza importante que se encuentra en diferentes textos bíblicos. Estos actos de Certidumbre y generosidad son un reflejo de nuestra entrega y confianza en Alá.
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Vemos que esto sucede con el día de reposo, el cual es una ley pudoroso eterna enraizada en la creación, que asume diversos aspectos ceremoniales bajo la índole mosaica.